“Antonio Ruiz”, para los íntimos. Antonio, a secas, entre admiraciones, de todos conocido y admirado.
Vamos con él. El famoso bailarín nos recibió en el Bar Flor; con cierta indiferencia. Quiere participar en la tertulia formada por bailarines, de uno y –otro sexo. Antonio and company, la compañía es una hermosa perra, acepta, al fin, atraído por la proposición que le hicimos.
...Al hablar de sucesos, hemos de registrar otro. Protagonista una niña, de seis años. En medio del temporal, se refugió en los Porches de Galicia. Entró en el Bar Flor y se acomodó en una de las sillas, durmiéndose. Cuando la clientela aflojó, la dependencia comprobó que la criatura no iba acompañada de nadie. Se le atendió, dándole leche con bollos. Dijo llamarse M. G. A las once de la noche interveníamos en el asunto. En la Oficina de Información nadie había preguntado por ella. En la emisora local, tampoco. Cerca de las once y media, acompañada de un señor, camarero de aquel establecimiento fue llevada a su casa, cuya dirección, a última hora, nos facilitó ella misma.
...-¿Empiezan las anécdotas?
-Las tengo docenas. Un año, digo, llegué dé Sevilla a las cinco de la madrugada. Dos horas después, me hallaba enteramente vestido para danzar
-Otra.
-En el treinta y siete. Al no haber procesión, pues la guerra la teníamos en las puertas de Huesca, paseando por los Porches, empezó a "revolucionarse" el público y, tomando un perchero del Bar Flor, me hicieron danzar, mientras la muchedumbre, llorando, tarareaa la música de las espadas
-Te mocionas, Pepe.
-Yo lloré también. Fue aquel un dance rabioso, de feliz improvisación.
-Oye, ¿y el de tu debut?
-Esto merece párrafo largo. La C.N.T. y la U.G.T. nos amenazaron de m muerte si frustrábamos sus diabólicos planes. ¿A mí con bravatas? A las siete de la mañana ya estaba más pimpante que unas pascuas. Suplía al anciano Boira. Era un buen hombre. También a él -cosas de la política rastrera- le obligaron a dejar en palo de cintas. Voy a revelarte una cosa muy sentimental.
-Te escucho.
-Boira no salió de danzante pero salió de…
-No te detengas.
-El buen hombre, hecho un mar de lágrimas, se escondió dentro de un cabezudo y alli fue durante la procesión. ¿Te imaginas qué lucha tan terrible la suya? Creo que San Lorenzo le premiaría. Años después, Boira volvió a danzar.
-¿Dejaste tú de hacerlo entonces?
- No. Alternábamos. Posteriormente su nieto quiso ocupar su plaza. Y así es: En aquellos actos, fuera de la procesión, en los que intervienen los danzantes, yo me retiro para darle paso.
-¿Temiste por tu suerte aquella mañana?
...Huesca continúa siendo Huesqueta aún para algunos oscenses que llevan dinero en el bolsillo. Reproduzcamos la conversación que el domingo pasado sostuvimos con un joven elegante, apuesto y tal (en este “tal” encierro muchas cosas que no son del caso enumerar).
Tan pronto como se supo en esta capital que el primer premio de la Lotería de ayer, premiado con quince millones de pesetas había correspondido al número 53.453 -capicúa americano- comenzó a circular la noticia de que un vigésimo de este número lo había adquirido en Zaragoza el encargado del garaje de las Oficinas del pantano de Belsué, Pedro Callao Ferrer.